UN CAMINO (Español)



La inspiración es un suspiro. Es un mínimo instante, que pasa volando.

Hay momentos en que, sin importar el instrumento que esté tocando, siento mi presencia disolverse y convertirse en un canal por donde fluye música. Que viene de no sé bien dónde, tal vez de muchos años de escuchar mucha música. En esos momentos dejo de tener conciencia de mi mismo y de lo que estoy haciendo. Son momentos de absoluta y pura felicidad.

Claro que eso no ocurre con frecuencia.

Pero como me dijo alguna vez Diego Vainer, parafraseando a Pablo Picasso, “lo importante es estar ahí cuando ese momento suceda”.

Y para eso, hay que estar en contacto constante con los instrumentos y las herramientas que uno utiliza para la creación musical. Y si no aparece nada por obra de la inspiración, ponerse a depurar, expandir o editar las pocas cosas que hayan salido cuando esta querida inspiración se dignó a aparecer...

*

El 11 de junio de 2011, un gran amigo, Octavio Romero (Tavo), salió de su casa para ir a una fiesta a la que nunca llegó. Su cuerpo fue hallado en el río 6 días después, con signos que evidenciaban su asesinato.

Tavo trabajaba en Prefectura Naval Argentina, e iba a casarse a fin de ese año con otro amigo, Gaby, en lo que hubiera sido el primer matrimonio entre personas del mismo sexo involucrando a un miembro de las Fuerzas Armadas en la Argentina.

Conocí a Tavo a través de Mariano Keselman, pero después se generó una relación de amistad más allá de él. Nos juntábamos cada una o dos semanas para almorzar cerca de nuestros trabajos; nos veíamos en fiestas, salidas, reuniones, asados; compartimos varios fines de año en la casa de Mariano...

Tavo fue una persona muy luminosa. Tenía una energía súper contagiosa, unas ganas y una alegría que hacían una celebración de cualquier cosa que lo involucrara.

Es muy difícil aceptar o entender que exista un odio que lo haya arrebatado de esta manera de este mundo.

Aún así, intento por todos los medios (y se que todos sus amigos estamos en la misma situación) de evocarlo como era, mantener viva esa llama de alegría.

La música es uno de los analgésicos emocionales más poderosos que tengo a mi alcance, y más de una vez me ha ayudado a canalizar una situación dolorosa, pero no fue así cuando asesinaron a Tavo.

Fue tan devastador el efecto que en esos meses estuve vacío de música y no pude hacer mucho más que intentar cantar alguna canción acompañado por mi guitarra acústica, en un intento de atravesar el dolor.

Y en un momento recordé las palabras de Vainer que citaba al principio de este texto. Y me puse a trabajar en una improvisación que había grabado antes de que todo esto sucediera. De a poquito. Todos los días avanzando a velocidad de oruga. Grabando cosas. Borrando cosas. Probando cosas. Un poco en piloto automático, un poco para entretenerme y pasar el tiempo, un poco para “despuntar el vicio”. Y de repente y casi sin proponérmelo, me encontré con una obra que me gusta y que siento que puedo dedicarle a Tavo...

El resultado es “Un camino”.

Todos los sonidos usados en esta obra fueron creados en el Nord Lead 2x y Oberheim Matrix 6r.


p.d.: Para más información sobre el caso Tavo, por favor ir a www.octavioromero.net


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